Todo animal tiene voluntad propia y una profunda sabiduría sobre su camino de vida… y de partida. Ellos saben perfectamente si desean seguir adelante o si su ciclo ha llegado a su fin.
Es un acto de amor y respeto permitirles esa elección, sin imponer lo que nosotros creemos que es mejor. Lo que sentimos como dolor o sufrimiento muchas veces ellos lo perciben de forma distinta, con otros matices, otros tiempos.
En estos casos, la comunicación busca acompañar su proceso y comprender su voluntad desde un lugar compasivo y consciente.
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